Arrué señaló que las condiciones climáticas impidieron su ascenso a la cima del Everest y que, de haberlo intentado a pesar de la adversidad climatológica, pudo haber perdido una parte de su cuerpo. Aún así, asegura con total firmeza que le gustaría volver a intentarlo.
Miedo, frío y una amenaza constante a morir congelada. Así es como Alfa Karina Arrué, montañista salvadoreña, describe su trayecto en el intento por convertirse en la primera salvadoreña en alcanzar la cima del Everest, propósito que no pudo cumplir a causa de unas condiciones climáticas que volvieron imposible su ascenso a la cima. Pero, a pesar de esa sensación de miedo, Arrué es enfática al asegurar que le gustaría volver a intentarlo y que no dudaría en repetir la aventura. «Arrué señaló que el ascenso a la cima es una de las partes más peligrosas y complicadas.
«Es una de las partes más complicadas, más peligrosas. Es exigente física y psicológicamente porque hay un montón de partes peligrosas. Son 7 kilómetros de cubos de hielo gigantes, puestos unos encima de otros», dijo. De igual forma, señaló que «la segunda parte más difícil de todo es del campo tres al campo cuatro», ya que «es una inclinación terrible y son diez horas y en medio de esa inclinación uno se encuentra paredes de hielo que tiene que escalar.
«Ya en el campo cuatro ya estás en la zona de muerte, que ya son los 8,000 metros», señaló. » «Cuando llegué al campo tres, esa noche fue una noche bien dura. » Esa noche hasta lloré de miedo. » Nunca había llorado de miedo.
Estábamos volcados en una pared de hielo y no podía detenerme. Arrué lamentó no haber podido llegar a la cima del Everest. «Para mí fue super doloroso, porque estuve a 12 horas de llegar a la cumbre. » En esos 20 minutos ya adentro de mi ropa estaba todo lleno de hielo.
Por lo general, la cumbre se ataca de noche. Si uno no conoce realmente su cuerpo, llegás a la cumbre, pero no tenés energía para bajar. Si me gustaría intentarlo nuevamente.