Melbourne, la segunda ciudad más poblada de Australia con alrededor de 5 millones de habitantes, se someterá a partir de la medianoche del miércoles a un confinamiento de seis semanas tras un rebote de la COVID-19.
Las autoridades locales anunciaron este martes la medida recomendada por Sanidad con el fin de controlar la expansión de los nuevos casos detectados, muchos de los cuales se han producido por contagios locales y varios en focos desconocidos.