Los bonos verdes son inversiones sostenibles para financiar proyectos que estén en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que permitirían a la región centroamericana impulsar el desarrollo de sus economías post COVID-19.
Dada su condición de homogeneidad en el desarrollo de proyectos sustentables naturales y el alto potencial que tiene cada uno de los países del istmo es viable que este tipo de inversiones se conviertan en una alternativa de impulso para empresas públicas y privadas.
Así lo confirmó el especialista César Addario, vicepresidente regional para Centroamérica y el Caribe de Exor Latam, en el cierre del último día del encuentro virtual RSE: Construir Esperanza desde los Negocios, desarrollado por Estrategia & Negocios (E&N).
Precisamente, los bonos verdes se han convertido en una excelente opción de inversión en los mercados financieros, que permiten fondear y ayudar a proyectos sustentables, que hoy resultan de gran importancia para el planeta y las economías y éstos tienden a ser cada vez mucho más demandados.
Tienen una dimensión no sólo económica, sino que están dirigidos a responder a la urgencia de cumplir con los ODS relacionados con alcanzar al 95% de agua potable y 90% de aguas servidas, planteados por la Agenda 2030 y que los países de la región están aún muy lejos de cumplir.
César Addario explicó que el bono verde surgió como una opción para generar dos puntas de desarrollo, por un lado, contar con una tasa competitiva más baja de la que usualmente se financian los países y a la vez premiar al inversionista que utilizar su cartera en estos bonos, permitiéndoles no pagar impuestos en la mayoría de los mercados.
Las condiciones de estos bonos verdes son mucho más beneficiosas, tienen un mayor plazo de repago; arranca con una tasa menor que la de un bono soberano usual, por ejemplo, si un promedio de un país de 15 años y una tasa del 7%, el verde sería a 30 años y una tasa del 4%.
“Se busca la descarbonización de las carteras, producir créditos para readecuación de las industrias y la matriz energética. En Centroamérica estos bonos verdes resultan ideales para empresas del agua, de manera que puedan avanzar a un sistema de alcantarillado o agua potable eficientes, de hecho, en estos momentos estamos trabajando con más de siete empresas relacionadas con el manejo de aguas en la región latinoamericana y están apuntando a este tipo de estructura bursátil para agrandar sus infraestructuras”, detalló Addario.
Un mercado pujante
Otra línea en la que los bonos verdes podrían jugar un papel preponderante en la región centroamericana sería el sector eléctrico sostenible, sobre todo en la matriz eólica que genera energía limpia y que ya está en proceso de crecimiento en todos los países.
A criterio de César Addario, los mercados financieros van a desempeñar un papel fundamental para el apoyo de proyectos sostenibles, con mucha mayor intensidad en el período post pandemia; incluso las perspectivas que hay en cuanto a emisión de bonos verdes en mercados emergentes es de $US100.000 millones en los próximos tres años.
“En la región latinoamericana requerimos una recuperación contundente, porque la baja promedio del PIB de nuestros países fue del 9%, y los bonos verdes presentan una oportunidad para impulsar proyectos ecológicos vinculados con la sostenibilidad y las infraestructuras urbanas verdes, las energías eólicas y renovables, así como la agricultura climáticamente inteligente”, señaló.
Desde su perspectiva, hay oportunidades de inversión para el 2030 que crearían alrededor de 200 millones de puestos de trabajo, con operaciones amigables con la naturaleza, un tema esencial en un istmo que ha perdido gran cantidad de trabajos y ha visto incrementar el empleo informal.
Según Addario a la fecha la inversión acumulada en bonos verdes es de US$1 billón.
Solamente el año pasado la emisión fue de US$280.000 millones solamente en 2020, con la puesta de 174 bonos verdes por un valor de US$40.000 millones y un total de 101 emisores.
“Estos bonos son de vital importancia y es una línea directa al desarrollo sostenible, que es tan necesario para lograr consecuencias positivas sociales y económicas. En este tema Exor busca ser un puente en el impulso de estas iniciativas en la región”, concluyó.