El calentamiento de las aguas oceánicas ha provocado un descenso del brillo de la Tierra, según muestra un reciente estudio publicado en Geophysical Research Letters.
Los investigadores utilizaron décadas de mediciones de la luz terrestre, la luz reflejada por la Tierra que ilumina la superficie de la Luna, así como mediciones por satélite, para descubrir que se ha producido un descenso significativo de la reflectancia, o albedo, de la Tierra en las últimas dos décadas.
La Tierra refleja ahora alrededor de medio vatio menos de luz por metro cuadrado que hace 20 años, y la mayor parte del descenso se ha producido en los últimos 3 años de datos sobre la luz terrestre, según el estudio.
«La caída del albedo nos sorprendió mucho cuando analizamos los últimos 3 años de datos después de 17 años de albedo casi plano», dijo Philip Goode, investigador del Instituto de Tecnología de Nueva Jersey y autor principal del nuevo estudio, refiriéndose a los datos del brillo terrestre de 1998 al 2017, recogidos por el Observatorio Solar Big Bear en el sur de California.
En concreto, los investigadores señalan que se ha producido una reducción de las nubes bajas brillantes y reflectantes sobre el océano Pacífico oriental en los últimos años, según las mediciones por satélite realizadas en el marco del proyecto de la NASA Nubes y Sistema de Energía Radiante de la Tierra (CERES, por sus siglas en inglés).
Se trata de la misma zona, frente a las costas occidentales de América del Norte y del Sur, en la que se han registrado aumentos de las temperaturas de la superficie del mar debido a la inversión de una condición climática llamada ‘Oscilación Decadal del Pacífico’, con probables conexiones con el cambio climático global.
«Es bastante preocupante», afirmó la semana pasada Edward Schwieterman, científico de la Universidad de California en Riverside, quien no ha participado en el estudio. Durante algún tiempo, muchos científicos habían esperado que una Tierra más cálida podría dar lugar a más nubes y a un mayor albedo, lo que ayudaría a moderar el calentamiento y a equilibrar el sistema climático, «pero esto demuestra lo contrario», agregó.