José David, sueña con ser doctor a pesar de no tener sus manos y pie

Dispcapasitado

José David Arévalo de la Cruz, de 8 años, no pierde la ilusión de ser un doctor, comprarle un carro a su mamá y tener una casa lejos del caserío Los Orantes, de difícil acceso, que está en el cantón El Jícaro en Tacuba, Ahuachapán.

“Quiero ser un doctor para ayudarle a la gente, para comprarle un carro a mi mamá para que ya no camine mucho”, dice José David mientras deja escapar una tímida sonrisa.

Desde su nacimiento, José David presentó tres discapacidades. No tenía sus dos manos y una de sus piernas no se desarrolló completamente.

“Nunca en la ultra me salió que el niño traía algo, nos enteramos hasta el momento en que nació”, dijo Marciana de la Cruz García, mamá del niño.

La mujer, de 37 años de edad, manifiesta que el cuidado de José David no es sencillo, pero que al mismo tiempo él ha podido superar las diferentes dificultades que la vida la ha planteado a su corta edad.

“Si el mayor enemigo es no tener un recurso económico fijo. El niño ha demostrado ser muy inteligente… Él tienen las cualidades de cualquier otro niño y puede hacer las cosas como cualquier otro niño”, dice la madre, y explica que, para movilizarse, José David salta sobre su pie o gatea.

De la Cruz explica que, a pesar de que junto a su esposo y padre del menor, han tratado de darle lo necesario bajo sus posibilidades económicas, uno de los mayores sueños del niño es asistir a una escuela y seguir sus estudios.

“El niño hizo kínder 5 hace dos años, pero ya el año pasado se nos hizo imposible matricularlo; (en) parte porque otros niños de la escuela lo hacían de menos y otra parte por la distancia a la que está ubicada la escuela”, dice Marciana notablemente afectada al recordar los malos momentos que su pequeño hijo pasó en la escuela.

Porfirio Arévalo, padre del niño, agrega que cada mañana su esposa debía cargar en sus espaldas a José David y caminar, entre cerros y veredas, por casi 50 minutos para llegar al Centro Escolar Los Orantes, el más cercano a su hogar.  

Explica que sus otros dos hijos, Jacqueline y Alexander, de 17 y 16 años respectivamente, estudian en la misma escuela, pero que no tienen la fuerza necesaria para llevar a su hermano menor la distancia que ellos recorrían.

Añade que hace tiempo el niño asistía al Centro de Rehabilitación Integral de Occidente (CRIO), de Santa Ana, donde por varios meses se mantuvo en rehabilitación y donde tenían la esperanza de poder obtener alguna prótesis para José David, pero un día recibieron una noticia que los dejó sin fuerzas, por lo que desistieron seguir viajando a las terapias.

“La doctora nos dijo que debíamos pagar por la prótesis, que costaba entre $500 y $600 y que eso era una vez al año y dígame ¿cómo hago para comprar eso? Si yo no tengo un trabajo fijo y lo que consigo es para el alimento de cada día la casa”, dice Porfirio.

Dice que uno de sus objetivos es lograr alguna ayuda económica para emprender una venta de frutas o verduras en el mercado de Ahuachapán y llevar a su hijo a alguna escuela de la cabecera departamental para que siga con su educación.

“Uno de los planes es que cada mañana camine las casi dos horas para Tacuba con el niño y, desde ahí, agarrar el bus para Ahuachapán y tener un puesto en el mercado y, mientras yo pueda, el niño estudie. Ya en la tarde regresarnos a la casa”, dice el papá. Menciona que otra opción es que toda la familia cambie de residencia hacia Ahuachapán y, de esa manera, que sus hijos sigan su educación en otra escuela de la cabecera departamental.

Porfirio dijo que cualquier ayuda para la familia se pueden comunicar al 6118 0771 o en la alcaldía de Tacuba
 

Reporte por: www.laprensagrafica.com

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