Trabajadores de supermercados, empleados de restaurantes, personal sanitario y repartidores figuran entre los colectivos que deben hacerse la prueba de forma obligatoria, además de quienes residen en las zonas que las autoridades declararon de alto riesgo, es decir, aquellas aledañas a donde se comenzó a detectar una oleada de COVID-19 el pasado 11 de junio. Hasta ahora se han analizado más de 10 millones de muestras, lo que supone más de la mitad de la población de la ciudad -más de 22 millones de personas-. Las medidas parecen haber surtido efecto y Pekín no registra nuevos contagios desde hace más de una semana.
Pruebas mixtas, la clave
« Si una da positivo, se realiza de nuevo el análisis a todas las personas del grupo para saber cuál de ellas era la infectada. » Para entrar en el laboratorio en el que trabaja hay que pasar numerosas medidas de prevención y llevar en todo momento mascarillas, guantes y trajes de protección para preparar los reactivos que dictaminan si una prueba da positivo por coronavirus. « Si la segunda prueba da negativo, dictaminamos que la primera fue un falso positivo», explica Yang Huijuan, directora del laboratorio clínico del hospital.
¿Es necesario realizar tantos test para atajar un rebrote?
«Aquí realizamos la prueba a todas aquellas personas que deban hacérsela, pero también a quienes quieran hacérsela de forma voluntaria. Por su puesto, tenemos protocolos especiales para quienes vengan con síntomas», indica Sun, mientras que la doctora Yang destaca que «lo más importante es no perder ni un sólo diagnóstico» de personas que puedan haber contraído la COVID-19. Tras recibir críticas por su gestión de la enfermedad cuando estalló el brote a principios de año en la ciudad central de Wuhan, China parece ahora querer demostrar que puede controlar la enfermedad y no escatima recursos en ello.
La ciudad en alerta
« Luego, las medidas de prevención tomadas demostraron ser efectivas», afirmó la experta. No obstante, y aunque las autoridades han dado el brote por controlado «gracias a las medidas adoptadas para contenerlo», el nivel de respuesta a emergencias todavía no ha cambiado desde el pasado 16 de junio cuando se pusieron en alerta. La vuelta a la normalidad después de que la ciudad bajase el nivel de emergencia a principios de junio sigue aún en suspenso, y la prioridad de las autoridades es evitar a toda costa que el virus se extienda o que llegue a otras ciudades.