La enfermedad de Chagas o «el mal de Chagas», como se lo conoce, es una de las enfermedades autóctonas de América Latina que fue descubierta por el médico brasileño Carlos Chagas en 1909.
Es causada por el parásito Trypanosoma cruzi que se transmite por la picadura de un insecto infectado conocido como vinchuca o «chinche gaucha», «chinche besucona», «chupadora», «voladora», «barbeiros», «chipos», enumera la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
La enfermedad, que afecta al corazón, también puede diseminarse a través de los alimentos contaminados, una transfusión de sangre, un órgano donado o de madre a hijo durante el embarazo.
«El Chagas es una enfermedad típica de la región americana. Se ha descubierto que momias de hasta 9.000 años de antigüedad tenían el corazón agrandado y se detectó el ADN del parásito», detalla el doctor Santiago Nicholls, asesor regional en enfermedades infecciosas desatendidas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Y pese al paso de los miles de años, la enfermedad sigue presente en la región.
Según un informe de la OPS de 2016, el Chagas causa la muerte en promedio de 14.000 personas al año y tiene presencia en 21 países de América Latina.
«La enfermedad de Chagas puede llegar a ser mortal porque puede ocasionar cardiopatías, afectando crónicamente al corazón», aclara Nicholls.
Surgen 30.000 casos nuevos promedio al año y 70 millones de personas están en riesgo de contraerla, dice la OPS.
Pero si bien la enfermedad afecta a un gran número de personas, los casos fueron disminuyendo con el paso de los años.
«Es una enfermedad que viene en un proceso de control sostenido y exitoso.Se ha controlado la transmisión vectorial, es decir transmitida por el insecto, y por transfusión de sangre», señala Nicholls.