¿La clave? «Una patente desarrollada por nuestro equipo que nos permite generar tintas de grafeno», explica a La Información el investigador Félix Juan Zamora Abanades, miembro del departamento de Química Inorgánica de la universidad madrileña y una de las voces que lideran el proyecto. «Nuestro objetivo es desarrollar una tecnología simple, escalable y competitiva que ayude a mejorar la efectividad y la comodidad de las mascarillas», explica el investigador. Abanades describe el proceso como «decorar» esta prenda protectora con ‘hilos’ de grafeno aunque este nanomaterial podría no ser el definitivo. Hasta hace poco, el equipo había trabajado solo con réplicas del virus.

La incógnita sigue siendo cómo se comportará el nuevo coronavirus al chocar con el grafeno. «Si estas patas no están robustas, entonces este agente infeccioso interactuará como un virus lipídico». Si se cumple este escenario, entonces el grafeno podría ser la criptonita de una enfermedad que ha puesto en jaque los sistemas sanitarios y económicos de todo el mundo.
Cerca de 20g de grafeno para blindar todo un país
El grafeno, un material bidimensional con múltiples aplicaciones, ha revolucionado la producción industrial desde que su descubrimiento oficial en 2010. «Un profesional en un laboratorio puede fabricar dos litros de grafeno en un rato», comenta el investigador. La mascarilla es un producto de consumo masivo, por lo que la idea de un protector ‘repelente’ de virus debe adaptarse a este escenario de compra al por mayor. El precio del óxido de grafeno ronda los 67€ por gramo.
«Las estimaciones que hemos realizado, aunque muy provisionales, hablan de que harían falta apenas 20 gramos de este para decorar todas las mascarillas que se consumen en un día en España», valora. Menos de 2.000 euros para blindar a todo un país de la expansión del virus.

Una normativa, por detrás de la Ciencia
«Dar con materiales antibacterianos es relativamente fácil… pero lograr este efecto con los virus es otra historia», apunta el investigador. La OMS recomienda el uso de mascarillas ya que de el uso de mascarillas con una eficiencia de filtración del 95% para partículas de 0,3 micras de diámetro. «La clasificación europea vigente valora la eficiencia de las mascarillas, según la filtración de partículas de hasta tres micras… no es equiparable», insiste Zamora. Sin unos estándares que describan las cualidades que se exigen para que un producto sea considerado como ‘antiviral’, las mascarillas resultantes podrían no lograr este sello en el mercado.
Aún habrá que esperar para conocer si el grafeno es o no el material definitivo, así como para comprobar cuál sería el coste de este producto que anule al bicho. Queda esperar que, en el momento en que los investigadores entonen el ‘eureka’, la norma haya logrado avanzar al mismo ritmo.
