Decenas de miles han sido desplazados.
Las peores inundaciones de las últimas cuatro décadas en el país han dejado ciudades completamente aisladas, represas y puentes arrasados y una estela de muerte a su paso.
Según los servicios de emergencia en la zona, al menos 2.300 personas han fallecido. Solo en la ciudad de Derna se han recuperado más de un millar de cadáveres. Otras fuentes ofrecen cifras mucho más altas.
“Hay cuerpos por todas partes: en el mar, en los valles, bajo los edificios”, aseguró Hichem Chkiouat, ministro de aviación civil y miembro del comité de emergencia del este, a Reuters.
Muchos de los edificios de Derna, ciudad de 125.000 habitantes, se han derrumbado, relató Chkiouat, quien aseguró que “no exagero si digo que el 25% de la ciudad ha desaparecido”.
El número de desaparecidos da muestra de la escala de la tragedia.
“Podemos confirmar por nuestras fuentes de información independientes que el número de desaparecidos alcanza los 10.000 por ahora”, ha dicho Tamer Ramadan, jefe de la delegación libia de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC, por sus siglas en inglés).
Por su parte, el director para Libia del Consejo Noruego para los Refugiados, Dax Bennett Roque, indicó que el equipo de rescate en el terreno le había dicho de «decenas de miles de personas habían sido desplazadas y sin ninguna perspectiva de regresar a sus hogares».
Desde la rebelión que en 2011 derrocó a Muammar el Gadafi, Libia se encuentra de facto dividida en dos, con dos gobiernos enfrentados: un ejecutivo interino reconocido internacionalmente en Trípoli, en el oeste del país, y otro que gobierna la parte oriental de este país mediterráneo, bajo la influencia del poderoso general Jalifa Haftar, donde se presentó la tragedia.
Esto dificulta las tareas de rescate y conocer el número real de víctimas.