El coronavirus continúa desgarrando a miles de familias y comunidades en EEUU.
Este lunes, una maestra de 30 años de Brooklyn, Rana Zoe Mungin, falleció a causa de la enfermedad, después de que el personal médico de urgencias rechazara en dos ocasiones realizarle el test y hospitalizarla. Y su hermana Mia, enfermera de una clínica de Nueva York, se siente responsable de lo que ocurrió, porque cree que fue ella quien contagió a Rana.
“No llevé el coronavirus a casa conscientemente, pero es algo a lo que estaba expuesta [por mi trabajo]. Si pudiera intercambiar lugar con ella, lo haría”, dijo la enfermera desolada, en entrevista con Pix 11.
Hace casi dos meses, el 9 de marzo, Mia regresó de trabajar del hospital con fiebre alta y síntomas de gripe. Solo días después, Rana empezó a sentirse enferma, y su estado empeoró rápidamente, preocupando a sus familiares.
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La maestra era incapaz de respirar, así que su hermana, alarmada, decidió llamar a una ambulancia. A pesar de que Rana era asmática y había tenido problemas de presión arterial, los médicos de la unidad de emergencias se negaron a hospitalizarla, y no le realizaron el test del COVID-19.
Pasaron los días y el virus avanzó de forma agresiva. Cuando la familia regresó al hospital para pedir que evaluaran a Rana, los médicos aseguraron que los pulmones de la paciente “estaban limpios”, y al ver que no podía respirar, “insinuaron que estaba sufriendo una crisis de ansiedad”, contó Mia al diario digital.
Para el 20 de marzo, el cuadro clínico de la docente de 30 años había empeorado. Por fin, la admitieron en el Hospital Brookdale, y el personal de la unidad de emergencias la conectó a un respirador; pero el tiempo pasaba y seguía sin mostrar signos de mejoría.
Los sanitarios decidieron entonces suministrarle hidroxicloroquina, un tratamiento comúnmente recetado para tratar la malaria y la artritis reumatoide, cuya eficacia en pacientes con COVID-19 aún no ha sido demostrada.
Al ver que su hermana no respondía al nuevotratamiento, Mia presionó para que dejaran que Rana participara en ensayos clínicos. El senador Charles E. Schumer intervino a su favor, y el 26 de marzo envió una carta a la Administración de Drogas y Alimentos para que aceptaran a la maestra en estas pruebas experimentales.
“La Sra. Mungin nos contactó porque su hermana ha dado positivo a COVID-19 y actualmente está en soporte vital”, se lee en la misiva del senador. “Sus médicos han insistido en que su única posibilidad de sobrevivir es a través de una autorización médica para el tratamiento de prueba Remdesivir. […] Sé que puedo contar con su cooperación para revisar el caso de Rana Mungin”, añadió.
Solo un día después, el 27 de marzo, las autoridades aprobaron la solicitud y la maestra fue trasladada al Hospital Mount Sinai, en Manhattan para recibir el tratamiento experimental. Allí, rápidamente mostró signos de mejoría, y después de un mes viviendo gracias al ventilador, pudo respirar por sí misma. Entonces, la llevaron al Hospital New Jersey, donde atienden a pacientes que acaban de ser desconectados de un ventilador.
Sin embargo, aunque parecía que Rana había vencido al virus, su estado volvió a agravarse.
“Es con gran pesar que les informo a todos que mi hermana, Rana Zoe, murió hoy a las 12:25 horas debido a complicaciones del COVID-19”, contó Mia a través de redes sociales. “Ella luchó una larga batalla pero su cuerpo estaba demasiado débil”.
Según reveló la enfermera en la entrevista, un día antes de que Rana falleciera, le pidió perdón por lo que había ocurrido, y deseó poder intercambiarse con ella.
“Me disculpé porque ella estaba allí”, dijo Mia.
La muerte de la profesora de 30 años, que impartía estudios sociales en la escuela Bushwick Ascend Middle School, en Brooklyn, impactó a sus compañeros y alumnos, quienes se encuentran de luto por la pérdida.
“Tanto a los estudiantes como al personal les cautivaba su ingeniosa personalidad. Siempre podías encontrar a un grupo de personas en el aula de estudios sociales hablando con Zoe después de la escuela. Era casi imposible detenerse en su clase para hacerle una pregunta rápida, porque tenía una forma de lograr que la gente quisiera hablar con ella durante horas”, escribió en un comunicado la directora de la escuela Miatta Massaley.
Hasta el momento, en Nueva York han fallecido por COVID-19 al menos 65 trabajadores escolares, entre los que se encuentran 28 maestros.