La apertura como museo de la estación ferroviaria de Sonsonate le ha dado vida a los recuerdos de su antiguo boletero, Óscar Panameño, un entusiasta y exitoso empresario salvadoreño.
Tras la apertura como sitio turístico de la antigua estación ferroviaria de Sonsonate, los recuerdos de Óscar Panameño (San Salvador, 9 de abril de 1931), quien fue boletero de esa estación en 1947, volvieron a brotar y a más de un mes del suceso (el 16 de abril), el ahora fundador de Torogoz compartió lo importante que es la restauración del lugar y, en general, conocer la historia del tren en el país.
¿Cómo se involucró en el mundo de los trenes?
Vivía y estudiaba en Sonsonate. Tenía 17 años cuando ingresé como mozo a las bodegas del tren. Era una tradición que el papá llevara a trabajar al hijo al ferrocarril, porque el tren generaba empleo. Yo hacía las vacaciones de los trabajadores.
¿Cómo era su trabajo?
Fueron cuatro años. En los que fui ‘meritoreando’ (para ascender). Yo trasladaba y acarreaba de la báscula hacia los coches los bultos que se manifestaban. Fui boletero. Me encantaba subirme en los trenes, tanto que me pusieron ‘Mico Zarco’ porque era bien inquieto; y ya por último me trasladaron a San Salvador a una estación de bandera entre Milingo y Apopa, ahí fue donde conocí al torogoz.
Háblenos de ese encuentro…
Cuando los trenes ya habían pasado y ya había hecho mis funciones, me quedaba sin hacer nada y caminaba por las líneas para distraerme y pasar el tiempo a toparme con el torogoz. O bajaba al río Tomayate a bañarme o ver las hortalizas y me encontraba con el torogoz; eso fue entre el 77 y 79, sin darme cuenta de que 40 años después yo tendría una empresa que se llamaría Torogoz.
¿Siente que usted cumplió un sueño al trabajar ahí?
Por cuatro años sí. Yo no quería ser un boletero siempre, quería ser lo que soy hoy, un empresario.
¿Usted manejó el tren?
Sí porque era amigo del motorista, del maquinista no.
¿Entonces no fue más que boletero?
Hice de ‘brequero’ también. Ahora que como (empresa) Torogoz estamos haciendo un mural para recordar a la gente que trabajó en el ferrocarril en Sonsonate y al verlo me voy recordando a quienes sustituí en sus vacaciones.
¿Cuál mural?
Es uno que develaremos en el Día del Padre en la estación de Sonsonate. Desde hace 19 años, éramos 63 ferrocarrileros y nos reuníamos para ver cómo se lograba hacer el museo del tren. Ahora esto ya es una realidad.
¿Y qué pasó, por qué tomó tanto tiempo lograrlo?
En la época de nosotros hablamos con el embajador de Japón y él nos dijo: ‘ayudamos, pero siempre que haya un organismo que represente’. Habíamos logrado un gran paso, pero todos los gobiernos ponían excusas y no nos daban oportunidad para hacer… Este señor (Nelson) Vanegas, a quien felicito, le digo que ha dejado un legado, ojalá que siguiera, le puso ese amor y el gobierno le permitió hacerlo. Con esto ya se puede pedir (apoyo económico) porque ya hay algo.
¿Por qué es importante este museo del ferrocarril?
De los 63 solo habemos 16 con vida, estuvimos cuando inauguraron la primera etapa en abril. Yo era el presidente honorario y tenía fondos suficientes para mantener este sueño, luchamos con el presidente de CEPA (Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma), Nelson Vanegas, y la Alcaldía de Sonsonate y con el gobierno actual hicieron esto. Es increíble, el entusiasmo del señor Vanegas, lo que ha heredado, con lo que tenemos en Sonsonate hay un movimiento de al menos 1,000 personas diarias que están visitando el ferrocarril, hay cine al aire libre, restaurantes impresionantes, pero se requiere hacer mucho más.
¿Hay mucho camino que recorrer por delante?
Claro. Si tuviéramos unos dos millones de dólares que la alcaldía los lograra o el gobierno central apoyara, tendríamos un museo rentable para el turismo nacional y extranjero.
Esta apuesta debe ser una agenda cultural permanente, ¿cómo lograrlo?, ¿la gente se identifica con el proyecto?
Ayer (jueves 16 de mayo) tuve una reunión, el presidente de CEPA presentó un libro sobre las obras que deja de los diferentes museos, es una distracción. ¿Cuándo se había visto eso? Más allá de los elogios, admiro que se quiera rescatar esta historia que se desconoce del tren.
¿Qué le puede decir a las personas que viajaron en tren o aquellos que lo desconocen?
Quisiera hacer una invitación a todos para que visiten los museos del tren, porque es una cultura que no la vamos a volver a ver.