Si alguna vez tuvimos que valorar el papel que juega la comida en nuestra salud mental, es ahora. La salud es el tema más relevante en la actualidad, hoy sabemos que la alimentación puede ser el mejor aliado y de hecho puede marcar una gran diferencia en el riesgo de padecer todo tipo de enfermedades crónicas, mejora la calidad y esperanza de vida. Desde pequeños, se nos enseña que comer bien nos ayuda a lucir y sentirnos mejor físicamente, lo que no siempre nos dicen es que una buena nutrición también afecta significativamente nuestra salud mental. Por fortuna cada día somos más conscientes sobre el impacto de los alimentos y sabemos que evitar el consumo de todo tipo de procesados, reduce significativamente el riesgo de padecer enfermedades de salud mental.
¿Cómo afecta la comida el riesgo de sufrir trastornos de salud mental?
Uno de los mayores problemas de salud es la dependencia de la sociedad de los alimentos procesados. Estos alimentos tienen un alto contenido de harinas y azúcar y entrenan al cerebro para que anhele más, en lugar de alimentos ricos en nutrientes como frutas y verduras. Muchos de los alimentos procesados que comemos son altamente adictivos y estimulan los centros de dopamina en nuestro cerebro, que están asociados con el placer y la recompensa. De hecho es fascinante saber como comienza a cambiar la fisiología en el cerebro cuando se extrae de la dieta el consumo de azúcares agregados y carbohidratos refinados.
No es ninguna novedad decir que el azúcar y los alimentos procesados pueden provocar inflamación en todo el cuerpo y el cerebro, lo que puede contribuir a trastornos del estado de ánimo, como ansiedad y depresión. Y aunque podríamos pensar que es mucho mejor pertenecer al grupo de los que comen muy poco, ninguno de los dos extremos es saludable y se asocia con graves consecuencias para la salud. Comer demasiado afecta el rendimiento mental, nos hace lentos y es causa directa del aumento de peso. En cualquier caso, la mala alimentación durante los períodos de estrés y depresión solo empeora las cosas.
Algunas de las pruebas más sólidas de que la forma en que comemos afecta nuestro estado de ánimo, se obtienen de de una investigación encabezada por el Centro de estado de ánimo y alimentación de la Universidad de Deakin. Y la manera de obtenerlos es a través del consumo de verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, nueces y semillas, que son de gran ayuda para proteger contra el estrés oxidativo, un tipo de oxidación de las células que está relacionada con la depresión. Complementario a ello el estudio hace énfasis en otras referencias que hablan sobre la alimentación y la salud mental, tal es el caso de los múltiples estudios que señalan a la dieta mediterránea como la mejor alternativa de alimentación para protegernos contra la depresión. Además se sabe que los alimentos probióticos son un aliado fundamental.
Según la Asociación Estadounidense de Psicología, las bacterias intestinales producen una serie de neuroquímicos que el cerebro utiliza para regular los procesos fisiológicos y mentales, incluido el estado de ánimo. Se cree que el 95% del suministro corporal de serotonina, un estabilizador del estado de ánimo, es producido por bacterias intestinales. Prestar atención a cómo nos sentimos cuando comemos determinados alimentos, es uno de los primeros pasos para generar un cambio. A los pocos días de liberarte de los procesados notarás cómo todo el organismo lo agradece no solo mejorará la digestión, los niveles de concentración, tendrás más energía y vitalidad que nunca.
Por eldiariony