Las personas que se infectaron naturalmente con el virus SARS-CoV-2, que son sobrevivientes de COVID y además están completamente vacunados, tienen una inmunidad “impresionante”, incluso contra nuevas variantes del virus, reveló una investigación de la Universidad Rockefeller en Nueva York. Esta mezcla se conoce como “inmunidad híbrida”.
Los investigadores analizaron los datos inmunológicos de un grupo de personas recuperadas de COVID-19 evaluados al mes, a los seis meses y al año después de la infección, algunos vacunados y otros no, y compararon los resultados en cuanto a cantidad y calidad de anticuerpos.
Lo que descubrió su pesquisa ha sido calificado como “impresionante” en artículos científicos. La inmunidad híbrida genera una respuesta muy potente contra la cepa original del virus y contra sus variantes, y todo esto ocurre gracias a los procesos naturales del nuestro sistema inmunológico.
No hay necesidad de modificar las vacunas
Las células B de nuestro sistema inmune guardan la memoria de las infecciones que enfrentamos a lo largo de la vida, por lo que se encargan de combatir cualquier tipo de reinfección. En el caso del COVID-19, cuando una persona cursa la enfermedad, “la actividad neutralizante y el número de células B de memoria específicas de RBD permanecen relativamente estables entre 6 y 12 meses después de la infección”, explica la investigación publicada en Nature. “La vacunación aumenta todos los componentes de la respuesta humoral y, como se esperaba, da como resultado actividades de neutralización del suero contra variantes de interés similares o mayores que la actividad neutralizante contra la cepa Wuhan Hu-1 original”, añaden.
Los expertos explican que la fortaleza generada por esta inmunidad híbrida se debe a “la mutación somática de anticuerpos en curso, el recambio clonal de las células B de memoria y el desarrollo de anticuerpos monoclonales que son excepcionalmente resistentes a las mutaciones de SARS-CoV-2, incluidas las que se encuentran en las variantes de interés”, escriben. Es decir que la mutación natural de las células B se combina con los anticuerpos generados por las vacunas de ARNm.
“La notable evolución de la amplitud de neutralización después de la infección con SARS-CoV-2 y la mejora sólida de las respuestas serológicas y la memoria de las células B logradas con la vacunación con ARNm sugiere que las personas convalecientes que están vacunadas deben disfrutar de altos niveles de protección contra variantes emergentes sin necesidad de modificar vacunas existentes”, concluyen los investigadores y enfatizan la importancia de recibir “un refuerzo adicional en el momento apropiado” para lograr una inmunidad protectora contra las variantes circulantes.
Inmunidad “impresionantemente potente”
Estos hallazgos han causado eco en la comunidad científica, que ha calificado esta inmunidad híbrida como “impresionantemente potente”. En un artículo publicado en la revista científica Science, el inmunólogo Shane Crotty, profesor del Centro de Investigación de Vacunas y Enfermedades Infecciosas de La Jolla Institute, señala que cuando se vacuna a personas previamente infectadas “se produce una sinergia impresionante: una ‘inmunidad de vigor híbrido’ resultante de una combinación de inmunidad natural e inmunidad generada por la vacuna. Cuando la inmunidad natural al SARS-CoV-2 se combina con la inmunidad generada por la vacuna, surge una respuesta inmune mayor de lo esperado”.
El científico lo explica haciendo una analogía con las plantas híbridas: la especie natural de una planta es menos resistente que cuando se combinan especies, y lo mismo ocurre con la inmunidad natural combinada con la inmunidad que proporciona la vacunación.
“En general, la inmunidad híbrida al SARS-CoV-2 parece ser impresionantemente potente”, escribe Crotty. “Estos hallazgos recientes sobre la inmunología del SARS-CoV-2 son sorpresas agradables y potencialmente pueden aprovecharse para generar una mejor inmunidad contra COVID-19 y otras enfermedades”, concluye.