La capacitación es la chispa para detonar el emprendimiento entre las mujeres de la región. Y es la tecnología la principal aliada para lograr este objetivo, ofreciendo conocimientos para liderar proyectos de negocio, o posibilitando conseguir empleos en tiempos de crisis.
América Latina es una de las regiones más desiguales para las mujeres. Un promedio de 29% de la población femenina no tiene acceso a ingresos propios, mientras que este porcentaje en el caso de los hombres tan solo alcanza un 10.5%, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Dentro del grupo de mujeres sin ingresos propios, el tiempo de trabajo no remunerado que desempeñan supera comparativamente entre 26% y 55% al que dedican las mujeres que sí tienen ingresos propios.
“Todo lo que tiene que ver con el e-commerce y las redes sociales es muy bien aprovechado. Muchas mujeres no tienen ni una página de Facebook para realizar sus ventas”, asegura Klaudia González, coordinadora del Proyecto Vive.
Mujeres en vulnerabilidad
A pesar de los retos para emprender, la proporción de las empresas que son propiedad de mujeres aumentó casi un 60% entre 1991 y 2018, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Las mujeres en condiciones de vulnerabilidad comparten tanto similitudes como algunas soluciones para superar las condiciones adversas que enfrentan, explica la coordinadora de Proyecto Vive, organización sin fines de lucro afiliada a la Organización de Estados Americanos (OEA) que ha brindado cursos virtuales gratuitos sobre liderazgo y emprendimiento.
La pandemia de coronavirus SARS-CoV-2 propició que la organización se involucrara más con la región: un total de 1,400 mujeres han participado en las capacitaciones en República Dominicana, El Salvador, Puerto Rico, Colombia, Venezuela, México y Estados Unidos, durante este año.
“La pandemia nos llevó a ser totalmente virtuales y eso trajo la ventaja de poder llegar a otras mujeres”, explica la también experta en derechos humanos.
Más productos virtuales
Ahora el reto que se asoma en Centroamérica es llegar a las personas que no cuentan con internet o con un dispositivo para recibir entrenamiento a distancia.
Hoy, González cree que la capacitación es una forma de empoderar a las mujeres a través de las aulas virtuales:
“Lo bueno que para nosotras nos deja la pandemia es generar más productos virtuales a sabiendas de que las mujeres le perdieron el miedo a la tecnología o por lo menos están dispuestas a abordarla”, indica.